lunes, 28 de junio de 2010

LA EXPOSICIÓN

Los profesores consideran importante en la formación del alumno, las cualidades y habilidades que éste puede desarrollar en el continuo ensayo de exposiciones académicas. Mucho preocupa ahora la constante participación oral, en la que el alumno, ya sea individualmente o en grupo, no sabe exponer, tan solo se limita a leer, no plantea el tema de exposición para que se logre desarrollar debates con sus demás compañeros.

Realizar una exposición es una tarea que requiere de un planteamiento previo, que en términos globales debe ser conocido por el alumno con la finalidad de obtener el mayor provecho posible en su intervención.

1. PREPARACIÓN DE LA EXPOSICIÓN

Cuando el alumno recibe el encargo de exponer un tema determinado, debe proceder a realizar previamente algunas tareas a saber:

a. Precisar el contenido de la exposición, intentando un breve esquema inicial.

b. Reunir toda la información posible. Consultar libros, revistas, diarios, Internet, etc. asimismo, sí se considera necesario, conversar con personas que conozcan la materia y otros compañeros.

c. Registrar en fichas, papelotes o cuadernos de notas la información importante referida al tema.

d. Determinar los objetivos que se persiguen, de acuerdo con las orientaciones dadas por el profesor.

e. Plantearse algunas preguntas claves sobre el tema, esto ayuda a precisar las ideas o planteamientos que deben presentarse y su posterior organización.

f. Elaborar un esquema general de la exposición, señalando el resumen y las conclusiones.

g. Programar y preparar las ayudadas didácticas (ilustraciones, cuadros estadísticos, mapas, proyecciones, diapositivas, etc.) que se utilizarán en la exposición para mayor claridad y despertar el interés en la misma.

Todo ello debe realizarse teniendo en cuenta a quiénes va dirigido el mensaje (edad, grado de instrucción, etc.) y el tiempo disponible. Esto último es muy importante para que no falte ni sobre tiempo, pudiendo cumplir con todo lo planificado.

2. LAS ETAPAS DE UNA EXPOSICIÓN

a. Presentación.

Precisar el título de la exposición, procurando que ésta sea lo más claro posible y refleje el contenido del tema.

Mencionar cuáles son los objetivos que persigue con su intervención, a los efectos de centrar al auditorio. Estos deben ser claros y concisos y de preferencia no muy numerosos.

Motivar al auditorio, a través de preguntas sobre el tema, situaciones anecdóticas, etc. Recuerde que hay que mantener un interés y atención constante del auditorio durante toda la charla por lo que está exponiendo.

b. Desarrollo

Indicar inicialmente los puntos generales de la exposición para luego pasar a desarrollarlos. Al respecto, se recomienda utilizar un lenguaje claro, pausado y referido concretamente al tema, y un tono de voz adecuado, pensando en que todos deben escucharlo.

Utilizar la pizarra, gráficos, proyecciones, diapositivas, etc., para hacer más objetiva e interesante la exposición.

Centrarse en los aspectos principales del tema y no desviarse innecesariamente del mismo. Aquí insista en las ideas o mensajes concretos que quiere comunicar a su auditorio. Utilice ejemplos, cuando sean necesarios.

En esta parte se puede utilizar las fichas de trabajo, proceder a la lectura de algún texto importante o mostrar alguna referencia que ayude la comprensión y aclaración de los contenidos. No es recomendable, sin embargo, abusar de estos procedimientos, pues existe el peligro de que el auditorio pierda el interés.

Responder a preguntas que plantea el auditorio, asimismo formular preguntas dirigidas al auditorio en general para presentar una situación problemática que origine un diálogo o simplemente para atraer la atención.

c. Recapitulación

Luego del desarrollo del tema resulta muy importante hacer una recapitulación del mismo. Para ello se procurará, de ser posible utilizando una pizarra u otro medio auxiliar, presentar una síntesis del contenido así como indicar las conclusiones a las que se ha llegado. Esto último es importante, porque evidencia la seriedad con que ha sido encargada la tarea y sobre todo, refleja el aporte del expositor.

En esta etapa pueden mencionarse también las fuentes de la formación utilizadas en la exposición o dejar indicaciones sobre las lecturas adicionales que recomienda el expositor a alguna otra tarea que crea conveniente señalar.

d. Evaluación

En una exposición se debe evaluar los resultados mediante el empleo repreguntas del expositor a su auditorio o viceversa, preguntas que muy bien pueden motivar un breve debate o discusión. Se debe evitar el abuso de preguntas y sobre todo enfrascarse en diálogos con una sola persona, lo que provocaría la distracción del resto de escuchas. Por otro lado, si el expositor hace preguntas, éstas deben ser dirigidas a todo el auditorio y después solicitar la respuesta, pues de esta manera mantiene atentos e interesados a todos.

La importancia de esta fase, es que nos permite apreciar cuál ha sido el nivel de comprensión del tema, es decir detectar si lograron los objetivos propuestos en la presentación. De observar algunas deficiencias o «vacíos de comprensión», el expositor podrá aprovechar esta circunstancia para regresar a cualquiera de las fases en las que se encuentra el problema. A este proceso se le conoce también con el nombre de retroalimentación.

3. PRESENTACIÓN PERSONAL

Es muy importante la presentación personal del expositor o del equipo de exposición, hay que intentar ubicarse en su presentación personal a la misma altura de la audiencia y tomar en cuenta el lugar donde se va a exponer.

a. El hombre

Por lo general se usa traje entero de color oscuro, con camisa de color claro preferiblemente blanca, corbata y los zapatos bien limpios y lustrados.

En la exposición es más favorable usar el cabello corto y bien peinado.

b. La mujer

En este caso se debe de tomar en cuenta que si muestra mucho sus atribuciones físicas puede desviar considerablemente la atención de la audiencia de los objetivos que se tenga para la exposición. Por eso, se recomienda vestir moderadamente principalmente con falda, ya sea un vestido o un juego de falda y saco, por otro lado si usa pantalones se hace necesario el uso de un saco que baje más allá de la cintura.

Su maquillaje debe de ser igualmente moderado, principalmente con colores suaves. El cabello sujeto y bien peinado.

4. USO DE LA PIZARRA EN LA EXPOSICIÓN

En todas y cada una de las clases, la pizarra está siempre al alcance del expositor para reforzar sus explicaciones, eliminar ambigüedades, concretar abstracciones, fijar contrastes, realzar antinomias, trazar paralelos, establecer proporciones, esquematizar sucesiones, configurar situaciones complejas, describir el curso de los acontecimientos o la curva de los procesos en evolución.

En realidad, es ilimitado el número de posibilidades de objetivación a las que la pizarra se puede prestar en manos de un expositor que tenga imaginación y completo dominio de la técnica.

En tal sentido se debe interpretar el harto conocido adagio didáctico: «un pedazo de tiza bien aprovechado vale más que dos toneladas de teorías verbalizadas».

Cuando el expositor suplementa y vigoriza su lenguaje expositivo con resúmenes, sinopsis, esquemas y gráficos en la pizarra, se duplican los estímulos de actividad mental para el auditorio. Éste recibe las informaciones por dos vías sensoriales simultáneas: auditiva y visual; ambas se suplementan entre sí, concurriendo para la integración mental de los conocimientos buscados y para su mejor retención.

Las siguientes normas prácticas, mencionadas a título de sugestiones, contribuirán a perfeccionar la técnica del uso de la pizarra y a hacer la enseñanza más atractiva y productiva.

a. Antes de comenzar la clase, se debe limpiar bien la pizarra, eliminando los vestigios de su uso anterior.

b. Escribir siempre con letra legible y de tal tamaño que incluso los que se sienten al final de la clase consigan leerla sin dificultad.

c. Todo lo escrito en la pizarra para que los alumnos lo lean o copien debe destacarse por su exactitud y corrección gramatical y ortográfica.

d. En las clases, sólo se deben conservar los datos escritos hasta que los alumnos los transcriban en sus cuadernos; deben luego ser borrados, para ceder lugar a nuevos elementos.

e. Los términos técnicos, fórmulas, símbolos, fechas y otras indicaciones numéricas, nombres propios de lugares y personas, así como, en las disciplinas lingüísticas, el vocabulario fundamental, deben escribirse siempre en la pizarra con bastante claridad y completos, evitando las abreviaturas. Tales elementos presentan especial dificultad para ser captados por los oyentes, adultos inclusive.

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