lunes, 30 de mayo de 2011

ETNOCULTURA Y UNIVERSIDAD


LA UNIVERSIDAD


La Universidad es, un centro de enseñanza en el cual se formen científica, técnica y moralmente los profesionales del mañana. Un centro activo de investigación para contribuir a la ciencia y la cultura en general y en forma muy especial, al adelanto técnico y social del país a que pertenece.
Una institución de cultura superior, comprometida con la sociedad y que colabore con la nación en la solución de los problemas que le competen. Un espacio de libre pensamiento, donde profesores y alumnos encuentren el medio idóneo para su desarrollo personal, dentro de una perspectiva humanista, donde el progreso de la universidad signifique a su vez, el progreso de cada uno de sus componentes»
LA LEY UNIVERSITARIA Y LA CULTURA
A partir de la ley universitaria 23733 se pueden señalar algunos artículos que permiten reconocer y fomentar la cultura de nuestro país.
Artículo 2°. Son fines de las Universidades:
a. Conservar, acrecentar y transmitir la cultura universal con sentido crítico y creativo afirmando preferentemente los valores nacionales;
b. Realizar investigación en las humanidades, las ciencias y las tecnologías, y fomentar la creación intelectual y artística;
c. Formar humanistas, científicos y profesionales de alta calidad académica, de acuerdo con las necesidades del país, desarrollar en sus miembros los valores éticos y cívicos, las actitudes de responsabilidad y solidaridad social y el conocimiento de la realidad nacional, así como la necesidad de la integración nacional, latinoamericano y universal;
d. Extender su acción y sus servicios a la comunidad, y promover su desarrollo integral.
Artículo 3°. Las Universidades se rigen en su actividad por los siguientes principios:
a. La búsqueda de la verdad, la afirmación de los valores y el servicio a la comunidad;
b. El pluralismo y la libertad de pensamiento, de crítica, de expresión y de cátedra con lealtad a los principios constitucionales a los fines de la correspondiente Universidad; y,
c. El rechazo de toda forma de violencia, intolerancia, discriminación y dependencia.
SISTEMA UNIVERSITARIO EN EL PERÚ


Con la promulgación del Decreto Legislativo 882 el 9 de noviembre de 1996, se promueve la inversión privada en educación en el año 1996, se propició un crecimiento significativo de universidades privadas, a la fecha existen muchas de ellas con fines de rentabilidad económica.
De otro lado, en aplicación de la Ley N°27504 a partir del 7 de julio del 2001, se autorizan nueve filiales a nivel nacional, correspondientes a siete universidades entre públicas y privadas. Es preocupante también la enorme cantidad con otra denominación.
En los últimos años el sistema universitario, compuesto por el conjunto de universidades, tanto públicas como privadas, asociadas en la Asamblea Nacional de Rectores - ANR, ha tenido un franco crecimiento y expansión, tal como lo refieren cifras oficiales, que retratan la situación del sistema universitario en nuestro país. Según la ANR, existen un total de 77 universidades, 31 públicas y 46 privadas.
A la fecha todos los departamentos del Perú tienen por lo menos una universidad pública. Las universidades del Perú ofrecen aproximadamente 138 carreras profesionales en pregrado, de ellas las más ofertadas por las universidades son administración, derecho y contabilidad.


CARACTERÍSTICAS DE LA UNIVERSIDAD PERUANA ACTUAL


La universidad pública ha sufrido el impacto de las medidas gubernamentales, de sobre manera a partir del gobierno autoritario y fascista del "japonés" Fujimori, y las presiones internacionales que han impulsado los procesos de ajuste estructural, lo que ha agudizado la limitación de los recursos y, consecuentemente, el debilitamiento de muchas de sus funciones. A su vez, dichas medidas han estimulado el surgimiento de universidades privadas, que sólo atienden campos de baja inversión y mucha ganancia, y la diversificación para la generación de recursos propios de las universidades públicas.
Se puede precisar algunas características de un diagnóstico de la actual situación de la universidad peruana:
a. El presupuesto asignado a la universidad pública ha ido disminuyendo con el devenir de los años. Esto trae como consecuencia la asignación de partidas específicas que permitan el proceso de formación académica. Los laboratorios, talleres, biblioteca, infraestructura, entre otras, en algunos casos no funcionan o en otras es mínimo.
b. En la Universidad los estudiantes, en la mayoría de los casos, no reciben una formación multidisciplinaria que les permita tener una visión global del entorno. Ello se puede observar en la práctica inexistencia de estudios básicos integrales que permita a los alumnos de las carreras de Ciencias Sociales y Humanidades tener conocimientos básicos de ciencias y los alumnos de Ciencias e Ingeniería tener una formación humanista básica.
c. La actual estructura universitaria crea en muchos casos una desconexión, que no permite niveles mínimos de coordinación entre las facultades y departamentos académicos, lo que hace que en carreras similares o análogas no se impartan cursos comunes obligatorios y básicos que generen una mayor racionalidad y eficiencia.
d. La enseñanza universitaria en el pregrado ha tomado un sentido estrictamente profesionalizante, en la que los conocimientos prácticos desplazan a la esencial formación teórica que posibilita la investigación.
e. La estructura curricular privilegia los cursos obligatorios, disminuyendo el número de cursos electivos, lo que no permite a los estudiantes orientar sus preferencias profesionales y alcances en niveles de especialización aceptables.
f. Los planes de estudios refuerzan una tendencia a la atomización de las disciplinas profesionales, bloqueando las posibilidades de desarrollo académico que abren los estudios interdisciplinarios, modalidad en la cual se efectúan hoy en día los mayores progresos científicos.
g. En el currículo de las carreras universitarias no se presta mayor atención a nuestra condición de sociedad multicultural, ni a la biodiversidad que nos caracteriza, aspectos que constituyen nuestra ventaja competitiva.
h. El divorcio existente entre la Educación Básica y la Universidad ha generado la proliferación de instituciones intermedias -no reconocidas oficialmente- para la preparación acelerada conducente a los exámenes de ingreso a la universidad. Adicionalmente, como una forma de obtener recursos las universidades en su gran mayoría han establecido Centro Pre-Universitarios que tienen como función principal obtener recursos para la Universidad. Estas instituciones, lejos de contribuir a solucionar los problemas estructurales referidos, ahondan las deficiencias existentes en la educación básica al incidir en una preparación repetitiva de conceptos antes que en un aprendizaje activo de contenidos y competencias.
LA UNIVERSIDAD PERUANA Y LA GLOBALIZACIÓN


En la actualidad para la realidad de las universidades juegan un rol fundamental los medios de desinformación masiva (prensa escrita, radial, televisiva e informática) que irradian la ofensiva ideológica del sistema económico dominante. Se difunden desde estereotipos "divinizados" hasta estereotipos como, Miguel Ángel Cornejo, Bill Gattes, Shakira, Daddy Yankee, Chino y Nacho, etc. Se difunde el pragmatismo, el neopositivismo, el individualismo; pretendiendo validar el interés de pocos en desmedro de muchos.
Así como no podría ser de otro modo bajo este sistema imperante, la Universidad no hace otra cosa que, reproducir esta situación, por lo menos a través de sus planes curriculares, bibliografía y plana docente. Así como la Universidad feudal se degeneró anticientíficamente solo produciendo clérigos que adoren a un Dios; actualmente la Universidad se viene degenerando anticientíficamente produciendo tecnócratas, humanoides con mentalidad robotizada que adoran el dinero; fetichismos que sólo producen ceguera en la Universidad y por ende en las ciencias.
En síntesis, la situación de la Universidad peruana es de profunda crisis, en todo sus aspectos. En los hechos, el Estado peruano ha destruido lo poco que quedaba en la Universidad Pública; lo cual constituye el reflejo ideológico del fracaso del capitalismo burocrático, en especial de la crisis de las tres últimas décadas de la sociedad peruana.
LA ETNOCULTURA EN LAS UNIVERSIDADES
En un país pluricultural como el nuestro, de gran densidad en lo que respecta a presencia de matrices culturales diversas, y productor de una de las grandes civilizaciones en la historia, la universidad peruana ha permanecido en lo fundamental de espaldas a sus tradiciones raigales, cuando no reproduciendo una estructura epistémica colonial que ha impedido el rescate y desarrollo del rico bagaje de conocimientos, prácticas y sentidos de vida presentes en nuestras culturas, bloqueando así o distorsionado severamente el desarrollo pertinente de las líneas de investigación y formación profesional universitaria, y de todo el ámbito educativo, al cual provee cuadros y patrones epistémicos.
El nuestro es un país cuyos componentes físicos, biológicos y culturales se caracterizan por una inusitada diversidad. En el Perú existen cuatro macro zonas: Mar, Costa, Andes y Llanura Amazónica.
De las 104 zonas de vida en el mundo, el Perú tiene 84 de ellas; con una diversidad climática poco usual. La biodiversidad del Perú es una de las cinco más ricas del mundo, convirtiéndola en un centro de germoplasma de especies, tanto de flora como de fauna. Se han identificado en nuestro país aproximadamente 1200 especies de plantas silvestres útiles que tienen usos alimenticios, medicinales, en manufacturas, etc.
No toda aquella diversidad, sin embargo, tiene la condición de lo dado. Mucho de ella ha sido resultado de un cultivo deliberado. Mucho de la diversidad biológica y cultural ha sido criado por el hombre como parte de una estrategia de vida tendiente a aprovechar al máximo la variedad de ecosistemas que el territorio andino amazónico contiene; variedad que se halla dispuesta en extensiones relativamente cortas. En pocas horas de camino es posible transitar por los más variados pisos climáticos, y los antiguos pueblos que habitaron estas zonas, pueblos de incansables trajinantes, apostaron por desarrollar las condiciones de vida que aquella diversidad contenía. De allí que este haya sido uno de los espacios mayores de crianza de la vida que registra la historia, y asiento de una de las pocas grandes civilizaciones originarias que la humanidad ha producido, matriz de múltiples variantes culturales.
Con la irrupción del dominio occidental, aquella estrategia de vida fue trastocada y sistemáticamente relegada, cuando no negada y reprimida, a favor de modos de vida que siguieron los patrones de la cultura desde entonces dominante. Es preciso notar que la institución universitaria se estableció en nuestro medio haciendo parte de aquella dinámica colonial y con el propósito explícito de contribuir a la colonización, coadyuvando a la extirpación de saberes que respondían a otros patrones ontológicos que los conquistadores estigmatizaron como "idolatrías". Es bien sabido que la República no marcó una ruptura sustancial con aquel proyecto de colonización y negación de las matrices civilizatorias originarias; antes bien en algunos aspectos decisivos significó la profundización del desarraigo. La universidad continuó haciendo parte de aquel proyecto.
Con el advenimiento de la revolución industrial y su legitimación epistémica mediante la filosofía positivista y su culto del progreso, medido según patrones de vida eurocéntricos, su fetichización de la ciencia como un tipo de saber apodíctico y, por lo mismo, sustraído a toda elección en tanto supuestamente libre de presupuestos valorativos, la universidad peruana no tardó en adoptar acríticamente aquella ideología, reforzando su rol de extirpadora de saberes alternativos en nombre del evangelio del progreso.
Todas las sociedades han requerido de una elite que ejerciera la reflexión sobre los marcos generales en que discurre la acción. Allí donde su acción fue fecunda, aquella elite propició una suerte de contrapunto y diálogo con los saberes actuantes en la colectividad, procesando sus elementos de mayor alcance cognoscitivo. Ese no fue el caso en la intelectualidad académica peruana, pendiente siempre de la moda intelectual de turno y habituada a su reciclaje.
Aquí conviene recordar que cualquier proyecto de reforma de la universidad tiene que proponer lineamientos en el terreno curricular, puesto que éste se halla directamente vinculado con la definición de su perfil institucional. Y la discusión en el plano curricular remite a la cuestión clave de su pertinencia, la cual se define en función al contexto, es decir al medio físico, biológico y cultural en que opera, considerando el grado de interacción productiva de los esquemas curriculares con aquel medio. Evaluada desde aquella perspectiva la universidad peruana se muestra como situada todavía de espaldas a su realidad circundante, como descontextualizada. También en ese sentido ensimismada, autista. Así por ejemplo, la mayor parte del potencial biológico que nuestro territorio contiene aun se haya ignorado por la investigación universitaria.
La desconexión entre la universidad peruana y el país se muestra tanto en los contenidos curriculares básicos, como en la subsecuente inadecuación de su oferta profesional a las necesidades actuales y estratégicas del país. La debilidad en la pertinencia de sus perfiles curriculares repercute negativamente en la determinación de las prioridades en la formación profesional que ofrece, distorsionándolas, así como en la definición de las necesidades y urgencias en el terreno de la investigación. En tal sentido la discusión programática sobre la reforma universitaria en el Perú tendrá que incorporar como uno de sus ejes la cuestión de la pertinencia de su actividad académica y científica actual en un país pluricultural y biodiverso; efectuando un riguroso balance sobre el peso de la tradición colonial en la universidad peruana y el ámbito académico oficial en general. Tal vez ese sea el terreno en que se defina el sentido de una nueva reforma universitaria.
El esquema institucional de la universidad traduce en lo fundamental el arraigo epistémico de patrones positivistas como la división dicotómica entre las ciencias naturales y las ciencias sociales; más aún: éstas últimas reproducen criterios metodológicos de las primeras, y con ello un núcleo racionalista que bloquea un efectivo acercamiento y recuperación del rico imaginario y el bagaje de saberes presente en nuestra sociedad multicultural. Asimismo la distinción entre ciencias "puras" o teóricas y ciencias aplicadas, limita –al igual que la anterior- el trabajo académico interdisciplinario y contribuye a la actual dispersión y atomización de facultades, escuelas e institutos de investigación.
A contracorriente de la tendencia mundial a la integración de los saberes y disciplinas científicas, la organización institucional de la universidad peruana, patente en su esquema facultativo, responde a patrones epistémicos de corte positivista que bloquean las posibilidades de trabajo interdisciplinario así como el necesario diálogo entre el saber académico universitario y los saberes y prácticas presentes en nuestras múltiples culturas.
La debilidad de los actuales departamentos académicos se acentúa por una tendencia a la atomización de las facultades, muchas de las cuales contienen sólo una especialidad (Ej.: Enfermería, Obstetricia, Contabilidad, Administración, Ingeniería de Sistemas, etc.). Tal situación constituye un severo obstáculo para el desarrollo de espacios interdisciplinarios y hábitos de investigación que integren diversas especialidades.
Aquel esquema institucional responde a patrones epistémicos de corte positivista con su división entre ciencias y tecnologías, o entre ciencias naturales y ciencias sociales, que tiende a establecer clasificaciones rígidas entre las áreas del saber. El desarrollo de la ciencia contemporánea ha discurrido por otras vías, más bien favorables a la interdisciplinariedad, las cuales han producido áreas de conocimiento muy dinámicas situadas en la intersección o borde de las disciplinas tradicionales, integrando por tanto múltiples entradas. Por lo mismo, la investigación es realizada preferentemente por equipos multidisciplinarios. Lo cual exige a su vez una formación universitaria integral desde el pregrado. La rigidez clasificatoria del positivismo ha sido desplazada por una epistemología que en sus múltiples variantes atiende más bien a la complejidad y relativiza las distinciones dicotómicas, incluyendo aquella que para garantizar la objetividad y racionalidad exige un sujeto diferenciado del objeto del que da cuenta, fundando un ideal de objetividad que proscribe saberes alternativos como los que se hallan actuantes sobre las culturas originadas del espacio andino amazónico, las cuales remiten a otra ontología cuyo potencial hermenéutico y epistémico no ha sido hasta hoy evaluado con seriedad por los circuitos académicos universitarios en el Perú.
En tal sentido, la epistemología contemporánea abre no sólo un escenario que exige el trabajo interdisciplinario, sino que también favorece la apertura de la academia hacia saberes presentes en prácticas culturales diferentes a la de aquella que dio origen a la ciencia moderna. Paradójicamente en un país funcional a ambas tareas como es el Perú, por su diversidad tanto física, como biológica y cultural, la universidad no ha sacado ventajas de ello y persiste en una anacrónica división del trabajo intelectual, sostenida en un esquema institucional igualmente conservador.
Adicionalmente conviene notar que uno de los fenómenos más saltantes en el mundo contemporáneo viene a ser el acelerado ritmo de obsolescencia de las realizaciones técnicas. Ello establece el imperativo de fortalecer los saberes de base, de mayor alcance heurístico, así como la formación holística de los cuadros profesionales, dotándolos de la capacidad de abarcar el largo plazo y ámbitos simultáneos de saber. En tales circunstancias la persistencia en la oferta de carreras estanco de corto plazo y demanda coyuntural, resulta suicida en relación a las necesidades del desarrollo nacional.
Existe una evidente ausencia de objetivos y metas compartidas entre la comunidad universitaria y las demás instituciones representativas de la sociedad civil y el Estado, lo cual se agudiza por la ausencia de reales instancias de coordinación interuniversitaria.
En las actuales condiciones, el ámbito educativo muestra una brecha entre el nivel de la Educación Básica y la Educación Superior, particularmente en lo que respecta a la Educación Universitaria. La Universidad está desenganchada del resto de niveles y modalidades educativas, lo cual en sentido estricto pone en cuestión la pertinencia de hablar de la existencia de un real Sistema Educativo en el caso peruano. La universidad no tiene vínculos orgánicos con el resto del ámbito educativo e interactúa con él de modo aleatorio.
No habiendo una política coordinada para el conjunto del sistema educativo, tampoco la hay para el ámbito universitario. El país carece de política universitaria. Esta institución funciona sin objetivos nacionales compartidos con el resto de la sociedad civil y el Estado. Más aún: en sentido estricto ni siquiera cabe hablar de una comunidad universitaria de alcance nacional con mínimos niveles de integración. Tal cosa no existe; cada universidad fija sus propias prioridades, sin correspondencia alguna con el resto de instituciones de Educación Superior.
No hay en rigor reales instancias de coordinación de la actividad universitaria que le otorguen mayor coherencia. Instancias como la Asamblea Nacional de Rectores se limitan a administrar este statu quo y, en circunstancias en que se requiere niveles de decisión, se ha abstenido sistemáticamente de intervenir en los problemas universitarios invocando la autonomía de cada universidad y su carencia de atribuciones para ello. En estas condiciones impera el desorden y la crisis prolongada en la mayor parte de universidades. Tal situación no puede mantenerse por más tiempo, pues afecta no sólo la vida universitaria sino al conjunto de la educación peruana y, por tanto, los intereses del país.
La universidad privada muestra por lo general eficiencia en el uso de sus recursos, pero tampoco viene cumpliendo con su responsabilidad específica frente al país, como institución académica.
Las universidades privadas tradicionales (particulares) han demostrado una aceptable capacidad para administrar sus recursos con eficiencia y adaptarse a las exigencias del mercado, lo cual se ve materializado en el crecimiento de su infraestructura educativa, pero en cuanto a su capacidad para cumplir las metas de formación profesional e investigación ajustadas a las necesidades del país, muestran un mayor déficit. Asimismo, se hace notoria la poca identificación de los alumnos y parte del plantel docente de tales universidades, con las metas, planes y decisiones adoptadas por sus autoridades. Ello evidencia una deficiencia en la calidad educativa exigible a este tipo de instituciones, ya que no han logrado cultivar en sus integrantes una actitud participativa, permitiendo que se conduzcan muchas veces como meros consumidores del servicio educativo, ignorando su capacidad y obligación de contribuir a la innovación y mejora continua del servicio de su universidad a favor de la comunidad.
En síntesis, dado que el nivel de cumplimiento de objetivos de este tipo de universidad privada no satisface las necesidades de la población, podemos sostener que existe una mala distribución en el gasto, ya que se está privilegiando la aplicación de los recursos en edificaciones y otros aspectos de la infraestructura física, en desmedro de la labor de investigación y formación académica que en el caso de la universidad son las metas que definen la eficacia de su gestión.
"Tampoco la sociedad civil parece sentirse responsable del destino de la universidad pública. En particular el empresariado, de tradición rentista e intermediaria del capital extranjero, no tiene mayor interés en demandar producción de conocimiento para innovar tecnología, pues se limita a reproducir procesos y consumir enlatados"
El divorcio entre la universidad y el conjunto de la sociedad tiene su contraparte en un Estado patrimonializado por grupos de poder cuyas perspectivas no están articuladas a las necesidades y objetivos de la comunidad nacional en su conjunto. El empresariado nunca ha tenido mayor voluntad de impulsar el desarrollo científico y tecnológico que lo erija en clase dirigente del país. Con rezagos coloniales, de tradición rentista, articuló en desventaja al país al mercado internacional, asumiendo el papel subordinado de productores de materias primas. Las elites empresariales y políticas simplemente se adecuaron a los vaivenes de dicho mercado, incapaces de pensar un proyecto de país que sea inclusivo y refuerce nuestra autonomía. Priorizan más bien su fácil enriquecimiento representando los intereses foráneos. Para los sectores empresariales ha sido suficiente siempre reciclar tecnología carente del soporte científico que lo produjo, y nunca se han interesado en propiciar una necesaria prospectiva científica de las riquezas o las necesidades nacionales si es que el mercado internacional no lo ha demandado.
Una evidencia clara de esta situación es la escasa inversión que hay en ciencia y tecnología por parte del empresariado, representando el 4% en 1999, en comparación con los ya escasos recursos que invierte el Estado a través de las universidades u otras iniciativas, según datos del CONCYTEC.
EL PAPEL DE LA UNIVERSIDAD PERUANA A LA ETNOCULTURA
La Universidad peruana debe asumir el reto de integrar en sus currículos de estudio en aplicación de la legislación vigente la diversidad cultural, entendiéndose ésta a los conocimientos que a través del tiempo han adquirido los diferentes grupos humanos y que constituyen sus usos y costumbres que se manifiestan en el uso de los recursos naturales renovables y no renovables, la cosmovisión del mundo, los vestidos y ornamentos, el significado de las cosas y sus proyecciones al futuro.
Una de las más grandes contribuciones de los pueblos indígenas es el conocimiento de plantas medicinales para el tratamiento de muchas enfermedades, sin embargo no se le da los créditos necesarios ni el derecho que tienen sobre dichos recursos naturales en cuanto a la propiedad salvo el título de "Obtentores" o guardianes del conocimiento ancestral.
Es por ello que la UNESCO ha considerado necesario y justo relevar el papel de las comunidades indígenas en cuanto a su cultura y el respeto a su conocimiento y sabiduría ancestral. En el caso de las comunidades indígenas de la Amazonía ellas tienen muchas similitudes en cuanto ocupan ecosistemas similares, sin embargo también existen grandes diferencias en el tratamiento, uso y cuidado de sus recursos ya que comprenden perfectamente la gran dependencia de ellos y que si se acaba el recurso se acaba su existencia como grupo.
En ese sentido una visión panorámica de la diversidad cultural en la costa, los andes y la Amazonía peruana, sus poblaciones, sus actividades económicas, algo de su historia y aspectos relevantes en cuanto al uso de sus recursos desde muchos siglos y algunas adecuaciones que han realizado en la actualidad y como es que muchos grupos de mestizos están aplicando en sus actividades agrícolas lo que los indígenas practican para mantener su equilibrio con la naturaleza.
El trabajo pendiente de la Universidad
La misión de las universidades en el ámbito cultural es la de formar intelectuales y profesionales comprometidos con el desarrollo de sus pueblos y de sus regiones.
Nos referimos, claro está, al desarrollo económico sustentable, al desarrollo social, al desarrollo cultural y lingüístico. Las universidades tienen una vocación regional y su quehacer está orientado a que los egresados salgan queriendo y pudiendo quedarse en su región. Por eso, la oferta educativa se debe definir en función de las necesidades y de las potencialidades de la región. Las carreras que se ofrecen en las universidades existentes son: Administración, Contabilidad, Derecho, Educación. En el entendido de que en estas regiones exigen pocos espacios en los que se dan mercados de trabajo convencionales, las universidades buscan formar egresados capaces de crearse sus propios nichos de empleo, de manera tanto individual como colectiva. Para superar el problema de respeto a la pluriculturalidad es importante desarrollar carreras que beneficien en base a su origen y cultura autóctona, que permitan su inclusión en el mercado laboral y profesional.
Las universidades interculturales reconocen las características diferentes de los estudiantes de diferentes etnias. Sabedores que proceden de subsistemas educativos muy deficientes, y que incluso si no, han tenido mayores dificultades para su aprendizaje en las instituciones más regulares. Consideran que esto se debe no a dificultades de los sujetos, sino a inequidades estructurales en el sistema. Coinciden en afirmar que no se puede culpar a los sujetos por las deficiencias del sistema. Y, por esa razón, no seleccionan por criterios académicos. Cuando hay necesidad de seleccionar alumnos (y sí la ha habido), se aplica un sistema de cuotas por género, etnias y regiones. Pero, porque las universidades interculturales quieren ser instituciones de educación superior de buena calidad, han establecido un primer año universitario (no propedéutico) de formación básica que, fundamentalmente, trabaja el desarrollo de lenguajes (lengua propia, segunda lengua, tercera lengua, –con énfasis tanto en lectura de comprensión como en expresión escrita– matemáticas, computación) y de las habilidades superiores de pensamiento (capacidades de análisis, de síntesis, de razonamiento lógico, de pensamiento hipotético, de búsqueda de información, de aprendizaje por cuenta propia, de trabajo en equipo), esto último trabajado a través de las introducciones a las carreras existentes. La apuesta es a que, en un año, los estudiantes de estas universidades hayan desarrollado las habilidades necesarias para enfrentar con creatividad y criticidad los estudios universitarios a un buen nivel.


BIBLIOGRAFÍA – RECURSOS INOFRMÁTICOS
CANUL, Ever y otros: El papel de la Universidad ante las demandas de los pueblos indígenas. Universidad de Quintana Roo. México 2008.
Comisión Nacional por la Segunda Reforma Universitaria: Diagnóstico de la Universidad Peruana: Razones para una nueva reforma universitaria. 2002
ANR: http://www.anr.edu.pe/portal/index.php


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