domingo, 23 de octubre de 2011

La guerra con Chile

ALGO MÁS DE LA GUERRA DEL PACÍFICO

LINK SOBRE LA GUERRA DEL PACÍFICO

Estimados amigos les dejo los siguientes contactos si quieren seguir profundizando pobre el tema de la guerra del Pacífico.

http://www.lecturas.org/historia/los-chinos-en-la-guerra-del-pacifico.html

http://www.istor.cide.edu/archivos/num_21/coincidencias%20y%20divergencias.pdf

http://www.e-mas.co.cl/categorias/historia/guerrdelpaci.htm

http://martintanaka.blogspot.com/2007/03/per-chile-y-los-legados-de-la-guerra.html

http://blogs.elcomercio.pe/huellasdigitales/2011/01/la-invasion-de-lima-una-pesadi.html

http://es.wikipedia.org/wiki/Resistencia_peruana_durante_la_ocupaci%C3%B3n_chilena

http://justonarvaez.galeon.com/cvitae1371390.html

http://blog.pucp.edu.pe/item/20734/breve-narracion-de-la-campana-de-la-brena

http://www.laguerradelpacifico.cl/Causas/Ancon.htm


 

LA INFAUSTA GUERRA DEL PACÍFICO


FACULTAD DE EDUCACIÓN / ASIGNATURA: REALIDAD NACIONAL



LOS DISCURSOS CHILENO, BOLIVIANO Y PERUANO



INTRODUCCIÓN
Aquí recopilamos un interesante artículo sobre las diferentes visiones de los historiadores de los tres países que tienen con respecto a este conflicto que enfrento a Chile, Bolivia y Perú en el último tercio del siglo XIX, y que aun 132 años después de este hecho quedan heridas y resentimientos históricos, porque como veremos a continuación observamos que este conflicto al final del mismo no existió un tratado internacional trilateral, que hubiera sido el mejor camino recuperar el derrotero histórico normal de las relaciones entre estados vecinos, muy por el contrario se genero un sentimiento de que algo quedo inconcluso no terminado, lo que ha generado una especie de brecha aun no saldada. Por eso aun pasados 132 años existe en este contexto histórico una herida abierta y puede resultar peligrosa cuando existe de por medio una solapada carrera armamentista, políticos exarservados, combinaciones fatales que pueden desarrollar curso de acción de impredecibles consecuencias, esta es la razón fundamental y el caldo de cultivo para que las provocaciones estén al orden del día, lamentablemente esto ha caracterizado las relaciones del Perú y Chile, motivo por el cual y esto nos enseña la historia, no podemos bajar la guardia, Chile es nuestro vecino es un competidor nuestro en el escenario geopolítico sudamericano, nunca será nuestro amigo, pero tampoco puede ser nuestro enemigo, tenemos que saber articular esfuerzos que podemos desarrollar en común lo cual es importante para nuestros pueblos que deben ir por un camino diferente, y esto se lograra conversando con el otro integrante de esta historia Bolivia, y unir voluntades de dar pasos concretos para una solución a la mediterraneidad de Bolivia, en otras palabras sentar un acuerdo de una tri zona para el desarrollo comercial esto sería beneficioso para todas las partes, pero ello requiere tener políticas transparentes en la relación internacional, cosa que lamentablemente no observamos y más bien vemos que las provocaciones están al orden del día, y lamentablemente tampoco uno no puede ser ingenuo y tiene que tomar ciertas medidas disuasivas de seguridad. Ojala que el tiempo y las nuevas administraciones en los países en cuestión vean la salida de este aun pendiente histórico.
TRES VISIONES DE LA GUERRA DEL PACÍFICO
Un 5 de abril de hace 129 años Chile le declaró la guerra al Perú. Coincidiendo con esta fecha, el Instituto de Estudios Peruanos ha iniciado un curso de extensión denominado "Las visiones historiográficas de la Guerra del Pacífico" (Del 1 al 22 de abril). Conversamos con el coordinador del mismo, el historiador Antonio Zapata Velasco. Por Jorge Paredes



Este curso no es sobre la guerra con Chile, sino sobre la visión que los historiadores han construido sobre ella, ¿cuáles son los puntos más saltantes de esta historiografía y cómo esta ha influido en el Perú y en los otros dos pueblos?


Las visiones historiográficas están en evolución, no son un producto acabado ni definido. Por el contrario, guardan relación con los cambios que se operan en los países y en el mundo presente. Cuando la guerra aún no había terminado ya estaban apareciendo los primeros libros sobre ella, tanto en Chile como en el Perú. En Chile Vicuña Mackenna escribe durante la guerra y en el Perú Mariano Felipe Paz Soldán publica un libro integral de tres volúmenes en 1881, el mismo año de la caída de Lima.
Paz Soldán era un geógrafo, historiador y político, y después de la Batalla de San Juan de Miraflores se exilia en Argentina y en poquísimos meses pública los tres tomos. En este libro Chile aparece como un país ambicioso, agresor, que se había preparado con anticipación para la guerra; y los peruanos, por el contrario, somos definidos como un pueblo más bien ingenuo, americanista, solidario, partidario más de la defensa continental que de la defensa propia. Esa es la visión inicial y fue escrita en medio de los cañonazos. De ahí para acá se ha venido refinando la respuesta a la pregunta fundamental, que es la pregunta del vencido: ¿por qué perdimos la guerra? Es una pregunta de contenido dramático, que nos obliga a interrogarnos sobre nosotros mismos. Este tipo de reflexión aparece ya en el siglo XIX con Manuel González Prada.
Es poner a la guerra como un antes y un después en la historia del Perú, es criticar a la clase dominante de entonces, denunciar la postergación del indio, etc.
Claro, es ponderar el nacionalismo de los indios. Este grupo que antes de la guerra aparecía como marginal, despreciado, a la hora de la verdad fue el único que defendió hasta el último la bandera del Perú. El combate por mar fue muy heroico pero duró seis meses, la campaña terrestre duró menos de un año, terminó en Miraflores en 1881. Desde ahí lo que viene es Cáceres y las guerrillas indígenas hasta la derrota en 1883, es decir duró el doble de las otras campañas. Al final de la guerra se revela que la nacionalidad reposa en los indios, algo que antes parecía mentira. En esta visión de González Prada, Chile sigue siendo percibido como el agresor que se apodera de nuestra riqueza y prolonga la imagen que teníamos de España. Por reflejo se extiende también nuestra visión de país víctima. Luego Jorge Basadre, en el siglo XX, pone el acento en un tema que actualmente es foco de gran atención: el salitre. Es decir, en qué medida las políticas peruanas de las décadas de 1870 enervan las relaciones en el sur al grado tal de hacer lógico el estallido. El gobierno peruano en esta década toma dos medidas, primero nacionaliza y después estatiza el salitre, que era explotado por empresas chilenas e inglesas. La pregunta es en qué medida estas iniciativas generaron un clima de conflicto, más aún si Chile había comprado dos barcos que rompían el equilibrio defensivo entre los dos países. Actualmente cada vez hay más estudios de detalle que ponen el acento en las responsabilidades propias.
Me contabas que sobre la Campaña de la Breña existe un interesante intercambio de ideas entre Nelson Manrique y Heraclio Bonilla.
Es una polémica muy interesante. Heraclio pone el acento en la fragmentación del Perú durante la guerra y dice que por esta causa la Campaña de la Breña terminó siendo una guerra de indios contra blancos, sin importar ya si un grupo apoyaba o no a Chile. A esto Nelson Manrique hace una secuencia muy cuidadosa de la Campaña de la Breña y muestra que los indios se sublevan después de que los terratenientes colaboran con los chilenos y se ponen del lado de Iglesias contra Cáceres; o sea hay una lógica para la sublevación indígena, que no es tanto producto de la fragmentación del Perú, sino de la traición de los terratenientes a Cáceres.
¿Qué lecciones podemos sacar de estas visiones historiográficas, sobre todo para orientar nuestras relaciones con Chile?
En primer lugar es extraño que entre el Perú, Bolivia y Chile sobrevivan tantos rencores. Hace solo sesenta años Europa estuvo dividida en una guerra y ahora es una comunidad supranacional, Estados Unidos le quitó a México las dos terceras partes de su territorio y ese tema no prevalece en las relaciones entre estos dos países. En cambio entre Chile, Perú y Bolivia hay una sensibilidad muy grande. Una primera razón es que los problemas que arrancaron en ese momento no han terminado, Bolivia sigue reclamando una salida al mar, y cincuenta años después de terminada la guerra hubo una batalla muy dura por la recuperación de Tacna y Arica, todo esto ha ido creando un clima de animadversión que se perpetúa.
Lo que pienso es que Chile nunca dejará de ser un rival. Pero si tú tomas al rival por enemigo te equivocas, igual si lo tomas por amigo. Nuestras relaciones están en otro plano. Tenemos intereses divergentes e intereses comunes. Lo que tienes que hacer es desarrollar los intereses comunes para ir hacia la desintegración de los enconos. Es muy bueno para un país tener un rival con quien competir porque ese es su camino a la excelencia. Pongo un ejemplo, los chilenos sacaron Epopeya el año pasado y en el Perú protestamos porque solo ofrecía el punto de vista chileno, pero lo que debimos hacer no es protestar, sino realizar un documental mejor, una versión al cine de la guerra que sería un éxito tremendo. Si tomas la rivalidad para hacer obras mejores está bien, pero si prevalece el sentido negativo creo que nunca podremos tener una visión equilibrada de las cosas.
Pero en Chile tampoco tienen una visión muy equilibrada de nosotros.
En el siglo XIX ellos construyen una visión del Perú muy negativa. Ellos se ven como una nación industriosa, de gente laboriosa que ha sacado provecho de sus valles estrechos, en cambio el Perú es todo lo contrario. La opulenta Lima forjada con el trabajo de los indios, de los negros y de los chinos. Nos veían como una nación de ociosos, de gente que no explotaba sus recursos sino que los entregaba en concesión y vivía del presupuesto público. Esa es la visión con la que Chile entra a la guerra. Y luego hay una identificación del Perú y de Bolivia como bárbaros. Ellos serían Europa en América del Sur, mientras que bolivianos y peruanos serían los bárbaros indios incivilizados. Esta concepción de alguna manera sobrevive, pero en la historiografía chilena hay también trabajos últimos que tratan de redefinir esta visión, creando vínculos entre ambos países. Ahí está el libro Chile-Perú: lo que nos une, lo que nos separa, realizado por los historiadores de las dos naciones.
¿Y cuál es la posición boliviana?
Normalmente, en el Perú se dice que entramos a la guerra por culpa de Bolivia, para cumplir un tratado con ellos, y que después fuimos abandonados a nuestra suerte. En Bolivia se afirma lo opuesto. El trabajo más importante es del historiador Roberto Querejazu quien afirma que durante la guerra el ejército boliviano defendió con bravura el territorio peruano en la Batalla de Tacna y que por el contrario nunca el ejército peruano luchó en defensa del territorio boliviano. Otro joven historiador, Daniel Parodi, revela que entre 1881, 1882 y 1883 -durante la campaña de la Breña-, Bolivia entregó pertrechos, armas y dinero al Perú. También se critica que el Perú negoció la paz con Chile sin tomar en cuenta a Bolivia. Todo hubiera sido muy distinto si los tres países, Chile, Perú y Bolivia, se sentaban a firmar un tratado conjunto.


Tomado Diario el Comercio / 6 de abril 2008
http://elcomercio.pe/edicionimpresa/html/2008-04-05/tres-visiones-guerra-pacifico.html




PERÚ, CHILE, Y LOS LEGADOS DE LA GUERRA DEL PACÍFICO



Por Martín Tanaka


Sin ser historiador ni experto en la materia, propongo algunas ideas, que creo puedan ayudar a disipar algunas fantasmas, ojalá algunos que saben más puedan seguir estas pistas.
Cada país cuenta la historia de la Guerra del Pacífico a su manera. Por ello, un buen punto de partida es leer qué dicen los historiadores latinoamericanistas más serios. ¿Qué dicen los historiadores "chilenistas" (no chilenos, para no empezar con suspicacias) sobre Chile y estos sucesos? Les sugiero ver, entre muchos otros: Simon Collier y William F. Sater, A History of Chile, 1808-1994. Cambridge University Press, 1996. El capítulo sobre Chile de Harold Blakemore, en Leslie Bethell, ed., Historia de América Latina, vol. 10, América del Sur, c 1870-1930 (1986).
Barcelona, Crítica, 1992. ¿Qué es lo que vamos a encontrar? Para mí, lo más importante es que la idea de que Chile, para la década de 1870, era un "Estado nación consolidado", con instituciones fuertes, con una clase "dirigente, no sólo dominante", un país integrado dentro de un gran proyecto nacional, sin conflictos internos mayores, es simplemente falsa. Diría que esa es la imagen que la historiografía nacionalista chilena ha construido como parte de su "versión oficial" (no es lo que dice la historiografía chilena más seria) y que absurdamente los peruanos repetimos, creo que por ignorancia y porque empata muy bien con nuestra "idea crítica nacional", la del mendigo sentido en un banco de oro, sometido por poderosos intereses extranjeros y por unas élites indolentes, del que todos se aprovechan. Esta imagen surge en el Perú de los historiadores de inicios de siglo XX, que reflexionan desde el trauma de la derrota, y se consolida bajo la influencia de los historiadores marxistas-dependentistas en décadas recientes.
En realidad, lo que encontramos es que Chile y Perú no estaban tan lejos uno del otro para 1870, cierto, con alguna ventaja para Chile, pero no muy grande. Chile había tenido un poco más de estabilidad, pero para 1870, la percepción es que se trataba de un país dividido y en crisis. Eso de la pax portaliana es una verdad a medias: Portales, por ejemplo, fue asesinado por sus opositores.
Los años previos a la guerra fueron turbulentos (también los posteriores). Del otro lado, Perú desde mediados de 1840 había iniciado la constitución de su Estado nacional, y después los recursos del guano habían permitido una expansión importante.
Respecto a la decisión de entrar a la guerra, vemos que en Chile había temores. Se pensaba que las fuerzas combinadas de Perú y Bolivia serían demasiado; también que las divisiones clasistas y étnicas dentro de Chile, patricios y rotos, dividirían el ejército. Durante la primera etapa de la guerra, durante la parte marítima y el inicio de la terrestre, hubo duras críticas contra Pinto y la decisión de ir a la guerra. Más bien era del lado peruano que había una irresponsable percepción de que la guerra podía ser ganada (ver la excelente Historia del Perú contemporáneo de Carlos Contreras y Marcos Cueto). Para esto se contaba con cierta paridad marítima, y la combinación de las fuerzas peruanas y bolivianas. Por último, algunos pensaban que Chile se contentaría con el territorio boliviano en litigio, y que no avanzaría hasta Perú; supuestamente, no había riesgos. Obviamente, fue un cálculo pésimo.
¿Por qué perdimos la guerra?
Yo no creo que haya que rebuscar en explicaciones alambicadas y poco sustentadas sobre la constitución nacional de los países. Si bien soy sociólogo, creo que las explicaciones sociológicas deberían venir después de las militares, si y solo si es que resultan insuficientes. Creo que la explicación es simple: las fuerzas armadas chilenas eran más profesionales y estaban mejor equipadas, punto. Y esto era consecuencia de su mayor desarrollo relativo. No tiene nada de raro que el más fuerte venza en una guerra. Aunque quizá en menor medida que Bolivia y Perú, Chile también tenía problemas de divisiones políticas, inestabilidad, crisis económica, desintegración nacional. En realidad, ganar la guerra fue decisivo para enfrentar estos problemas; Chile logra un despegue económico con los recursos salitreros y para construir su discurso nacional. Nosotros, que perdimos, retrocedimos, por supuesto, en lo avanzado, y perdimos la oportunidad que nos hubiera dado ese recurso, extender la prosperidad del guano. Y construimos una narrativa nacional derrotista, victimizada.
Creo que nuestra autoestima nacional quedó mellada porque, en vez de pensar que perdimos porque el otro ejército era superior, nos quedamos con la idea de que perdimos porque fracasamos como Estado nación, porque no estábamos integrados, todo por culpa de unas élites irresponsables, sin considerar que en Chile la situación no era tan distinta, en realidad. Lo que pasa es que este discurso servía bien como crítica a las élites oligárquicas tradicionales, es decir, era un argumento político. En esta línea se ubicaron pensadores tan insignes como González Prada, Belaunde, Basadre y muchos otros. El problema es que esta denuncia terminó traduciéndose y popularizándose como un discurso doliente y depresivo, que pierde filo crítico. En los últimos tiempos, Heraclio Bonilla difundió esta tesis, bajo la hegemonía del discurso marxista-dependentista en nuestras ciencias sociales (Un siglo a la deriva...). Felizmente, en los últimos años, Carmen McEvoy y otros autores están cuestionando, relativizando estos sentidos comunes.
Estas ideas me parecen importantes para no estar "acomplejados" frente a los chilenos. De hecho, a pesar de que nos ganaron la guerra, el Perú se recuperó rápidamente a inicios del siglo XX. Y si miramos varios indicadores de cómo estábamos a inicios de la década de los años setenta, estábamos a la par, un poco por debajo, pero no mucho. Entrando a la década de los años setenta, incluso nosotros parecíamos tener mejores perspectivas: nosotros, iniciando profundos cambios sociales, y ellos enfrentados en una práctica guerra civil. El tema es que nosotros desde entonces fuimos cayendo, y ellos superaron el bache y nos sacaron ventaja. Nosotros deberíamos hacer lo mismo, recuperarnos y aprovechar el tiempo.
La cosa es relacionarnos con Chile sin complejos. El mensaje acá es que nuestros pueblos se parecen mucho en sus problemas y potencialidades, deberíamos juntarnos, no dividirnos. Unos tienen más desarrollo relativo que otros, pero en el fondo todos estamos en la misma liga. ¿Tenemos diferencias y temas pendientes entre nosotros? Ciertamente. Hay que hacer explícitas nuestras discrepancias, que las hay, y ver cómo las trabajamos, cómo convivimos de la mejor manera con ellas, hasta que podamos solucionarlas. Para ello, tenemos que librarnos de algunas taras del pasado. Un esfuerzo similar deberíamos hacer los peruanos con Bolivia, no sólo con Chile. Un esfuerzo similar debería hacerse en Chile, y las maneras en que se ve al Perú y a Bolivia. Y lo mismo en Bolivia. Avanzar en construir una historia común.



http://martintanaka.blogspot.com/2007/03/per-chile-y-los-legados-de-la-guerra.html